martes, 30 de junio de 2009

Gustavo en su placita...

Malos tiempos para la lírica, como diría la canción. A mi vuelta del trabajo suelo venir cada día siguiendo un itinerario distinto, quizás por aquello de escapar de una rutina agobiante que me atrapa desde hace mucho. Ayer, aprovechando que la ola de calor amaina, decidí venir por los jardines de Maria Luisa, escenario sin quererlo de turistas despistados que lanzan fotos por doquier sin saber muy bien el terreno que andan pisando ni su historia. El paseo era agradable, no tenía ni prisa ni hambre, y me dejé llevar por tanto sosiego, sentándome en un banco que daba a una de esas estatuas roídas que recorren el parque. El sonido del agua al caer en la piedra y mi cansancio hizo el resto. Cerré los ojos, dejé la mente en blanco y ocurrió lo inevitable, quedando mansamente dormido con la cabeza apoyada sobre mi brazo, hipnotizado por tan bello paraje, con dos patos en cortejo testigos de mi rendición a Morfeo. No sé precisar si fueron segundos o minutos. El que me conoce sabe bien de sobra de mi afición a la dormidera en cualquier situación, pero les puedo contar lo que soñé, a riesgo de que suelten la carcajada. En mi sueño se acercaba un hombre de mediana edad a mi banco, con mucho misterio, y me miraba con la lágrima saltada, sin decir nada, sin responder ante mi consuelo. No recuerdo su cara, no me dijo una palabra. Sólo se sentó, primero sonrió, después asomó la lágrima, apretó mi hombro, volvió a sonreir, y se perdió entre los jardines de flores vivas sin echar la vista atrás. Desperté abrumado, como esas veces que no distingues sueño de realidad, sobre todo cuando quedas traspuesto en lugares diferentes a los habituales. Miré al frente, a la vieja estatua roída, postrada ante mí de espaldas, y sentí de repente la divina curiosidad de saber de quien se trataba. Era Bécquer, sonriente, pintor de amores y batallas, tan vital como virtuoso de las letras, tan humano como sencillo. Un escalofrío se apoderó de mí. Quedé ante él, muy quieto, paralizado ante tanta nobleza y tanta historia verdadera, rememorando todos sus valores apasionados que no eran de éste universo. Es por eso que Dios quiso llevárselo aún siendo joven, es por eso que quiso visitarme en sueños y dedicarme un gesto, allí, en su pequeño apartado olvidado, en ese mundo perfecto donde se mezclan naturaleza y soledad para darle un sentido mágico a las palabras... Permita usted, poeta, que hoy dignifique mi placita con prosa humilde. Le pido, en su infinito, velar por mi inspiración y mi pluma. Yo, si le parece, prometo no dejar de visitarle de cuando en cuando y mientras pueda…

lunes, 29 de junio de 2009

viernes, 26 de junio de 2009

Invencibles...

No hay mayor delito que dejar un cuadro inacabado. Faltaba el pequeño, faltaba su fuerza, ahí va mi canto a su digna raza…
Escribe su leyenda con tinta bañada en nobleza. Tiñe de disciplina cada vista que dedica al frente. Jamás agacha su mirada, tampoco la alza hacia el cielo, pues hay almas que saben apreciar la belleza de los momentos cercanos sin decorados inútiles. Camina gritando los valores plenos de cualquier existencia, con ademán seguro, como los guerreros de antes, fieles únicamente a la espada y a su estirpe, pero limpios del pecado de quien juega a la mentira. Conoce el idioma de la franqueza, apretando el puño contra el injusto, portando la bandera de valores únicos que queman en las manos de prójimos que le guardan envidia eterna. Frunce el ceño ante la indiferencia, clava sus ojos negros sobre la pereza. Olvida lo imposible para abrazar lo que cree verdadero, las supremas leyes de la naturaleza, esas que postulan en silencio, con el lenguaje de los grandes sabios que dicen sin decir nada. Su honor existe en el infinito, en tierras de navegantes sumidos en océanos por simples corazonadas. Donde otros abandonaron él vigila el horizonte convencido de su hazaña, tan seguro de sus sentidos como el latir de un corazón que retumba en los muros bajo los que reside el hastío, despertando intenciones, animando al más sufrido lamento…
Logra seducir adjetivos olvidados, coraje, fuerza, garra, carácter, tan marginados en nuestro tiempo, tan vivos en su dicha. Dibuja una sonrisa sincera sólo cuando su alma llora de carcajada, mas expresa sin expresar, dignificando el gesto mil veces esclavo de trances vacíos en otras fauces, tan maltratado por otros yelmos en cientos de guerras perdidas, rescatando lo puro de lo humano...
Advierte el miedo en el cobarde, enemigo de la impaciencia, no se derrite ante lo inesperado. Pasos de plomo para un mundo que hace resbalar al más valiente, pero consciente de sí mismo, como el lobo que persigue siendo perseguido, demostrando espíritu indomable, presagio de su honorable apellido... Hoy quise que tuvieras unas letras dedicadas de tu hermano, sangre de tu misma sangre, tan diferentes los dos, tú fuego, yo aire, y a la vez iguales, tu pundonor, mi orgullo, pero, tan invencibles si navegamos juntos en ésta ciénaga de vida... que ni te lo imaginas…

Feliz cumpleaños

jueves, 25 de junio de 2009

El amigo de los niños...

El pasado fin de semana nos dejó Vicente Ferrer, quizás uno de los ejemplos más perfectos de vida dedicada a los demás que he tenido oportunidad de leer. Hablar de su paso por éste mundo es adentrarse en una idílica aventura con lo humano imposible de traducir en pocas líneas por mi pluma, que se queda pequeña ante tan magnífico sueño hecho realidad. Un hombre que luchó en la guerra sin dar un solo tiro, en el bando equivocado, ingresando en la Compañía de Jesús al poco de dejar las armas. Desde Barcelona viajó como misionero a la India, donde sus métodos no terminaron de gustar y acabó siendo expulsado de la Orden para iniciar su camino en solitario. En 1969 puso en marcha una organización no gubernamental que provocó la mayor transformación que se recuerda en aquel país dejado de la mano de Dios. Encontró agua donde no la había, llenó de pozos auténticos pedregales sin posibilidades, dio de comer a miles, millones de niños, construyó hospitales en ciénagas abandonadas, y un sin fin de obras incontables que dan buena fé de su amor a a la mismísima condición humana. Y tanto milagro le hizo merecedor de cientos de premios y de llegar a estar incluso nominado al Nobel de la Paz, pero era lo de menos. Vivió sumido en la esperanza de que algún día no quedaría nadie con hambre en éste planeta. Y así nos dejó, como los santos, en silencio. Hoy yace en la ladera de su montaña preferida, allí en la India, pero permanece en lo más profundo de millones de almas que hacen de su recuerdo una manera de comportarse en la vida. Un milagro reencarnado, en unas pocas líneas, humildes, como su gesto... descanse en paz...

martes, 23 de junio de 2009

Sudokus y Horóscopos...

Se me atraganta el café y la tostada. Tengo por buena costumbre leer la prensa mientras desayuno. Mi compadre Antonio siempre me tiene preparado algún periódico para echar el rato cuando él no puede regalarme alguna de sus anécdotas. Un día es el ABC, otro El Mundo, muy de vez en cuando El País, que es el más solicitado entre tanto trabajador de primera hora. Pero da igual, cualquiera que hojee, termina haciéndome amargo cada sorbo de taza, con todos esos pingüinos destartalados soltando falacias por la boca, mientras otros muchos talibanes de llevar por casa aplauden cada movimiento de su líder como si fuera la vida en ello. Nuestro querido país, a base de bien, ha caído indefectiblemente en el ridículo, y sólo sabemos mirar para otro lado. Para Italia, por ejemplo, donde el cacique Silvio hace de las suyas de forma impune. Y olvidamos que aquí los tenemos iguales o peores, pero más disimuladitos, y sobre todo en nuestra santa tierra.
Habitamos en la finca del enchufe, donde si eres presidente de la Junta y tu hija necesita una subvención, se la das sin preguntas, y aquí paz y después gloria. Poseemos el dudoso honor de ser la región europea que soporta más paro, que se dice pronto. Convivimos puerta con puerta con gentuza que tiene catorce pisos repartidos por todas las playas de la zona, y todos vacíos, encareciendo el alquiler de quienes verdaderamente lo necesitan. El único lugar del mundo donde el pillaje no sólo está permitido, sino que está bien visto, porque, dicen, es de gente espabilada. Un país que se desmorona entre banderas y las bombas de unos cuantos, sin que nadie haga nada, porque todo lo compensa el partido del sábado o la barbacoa en el campo del domingo. Y todo ésto, para colmo de masocas, me lo tengo que zampar junto con una tostada que cada día sabe a menos. Es por eso que, últimamente, cuando Antonio se acerca con el periódico, paso directamente a la última página, donde ponen la programación, que allí sé que no mienten, y al menos saco algo en claro, aunque a veces ni en eso dicen la verdad los malditos, y me cambian de hora Redes, mi programa favorito, cogiéndome un berrinche de mil pares en medio de la madrugada… Así que sólo me vienen quedando los sudokus y el horóscopo, o decirle a Antonio que se meta el periódico por donde le quepa, fastidiando, como la vida misma, al que menos culpa tiene…

lunes, 22 de junio de 2009

Regalitos por encargo...

Qué gracia me hacen los ganaderos de España cuando tiran para Madrid con sus animalillos, por medio de la Castelllana, reivindicando lo suyo. Pero no sólo pasa allí. Aquí en Sevilla también los tenemos, pero más sufriditos…
No sé si lo han terminado de notar, pero el verano ha hecho acto de presencia y se dispone a darnos buenas bofetadas durante un tiempo. Uno anda acostumbrado a tanto tortazo, por lo que la sarna será menos, aún sin ser con gusto, aunque no quiero ni pensar cómo estará la gran mayoría de la población de ésta ciudad, con tanta piel de borreguito. Y es que supongo que habrán oído lo de la manifestación la semana pasada, donde cuarenta mil almas borreguiles se echaron a la calle para proclamar unidos por la mala gestión de su club, el Betis. Me da que pensar, desde luego, el calor que deben estar viviendo los pobrecitos, con tanta lana, bajo éste Sol de justicia que abrasa las ideas de cualquiera. Les compadezco, a todos, al pastor y al rebaño, al perro y al cacique…
Señores, me da vergüenza vivir en una ciudad que se jacta de defender los sentimientos futboleros pero que ni se plantea salir a gritar frente al Ayuntamiento por el paro, el más alto de la historia, por los sueldos precarios, por el precio de los alimentos básicos, no sé, tantas cosas por las que protestar y nadie que ni se lo proponga, y eso que allí había desde abogados hasta artistas, pasando por trabajadores de a pie. Vamos, todo cristo…
Por eso digo que, tanto borrego en grupo, por el centro de ésta ciudad bañada en falacia, ofrece al turista un paisaje pueril, sólo semejante a las imágenes que cada año nos muestran de Madrid, con todo bicho viviente en Gran Vía, defendiendo no sé qué del Paro Agrario, minucias sin importancia mientras tu equipo juegue en primera para ir a verlo los domingos. Manda huevos.
Y dicen que la profesión de pastor tiende a desaparecer, mentira!. Aquí nos sobran borreguitos que cuidar, o, si prefiere, adoptar. Haga usted una buena obra y regale algo original a su señora en éstos días de verano. También mandamos por encargo…

viernes, 19 de junio de 2009

Nuestra guerra...

Hoy le toca a usted merecer mi homenaje. Éstas letras huérfanas de dueño bordarán de oro su estirpe si da un paso atrás en el orgullo y ofrece una mano a la vida. Les propongo batirse en duelo contra la pereza de navegar a la deriva por un mundo que sólo conoce mareas que arriban a playas vacías de significado. Haced de vuestro nombre ejemplo, de vuestros pasos huellas imborrables. Gritad lo auténtico, lo más sagrado. Mirad siempre a los ojos, convencidos de fé, rebosantes de pulcra actitud. Hundamos nuestra daga de la lealtad sobre corazones indignos que juegan con las buenas intenciones del caminante. Sin piedad, llevando en cada golpe la historia de la ignominia grabada a fuego, por tantos siglos de desacato al honor y a la libertad. Por vuestros antepasados…
Que sufran los injustos, los osados. Maldecid con saña al que manda y roba, al que ríe mientras engaña. A todo aquel que no llegue más allá de donde alcanza su mirada. Humillemos con descaro al iluso vendedor de miedos y reproches, de sonrisas que suenan huecas y lamentos a destiempo. Nuestra bandera, el amor. La pluma como metralla insondable que destroce enemigos forjados de las sobras, indefensos ante tanto argumento magnífico. Por vuestros hijos…
Prometo, palabra, no desistir en el desempeño. Juro, por mi gesto, hacer la guerra a la desidia que una vez me acompañó, inundando de fantasmas mi siniestra guarida. Clavaré con pasión mi lanza en el centro de todo aquel que ose limitar los pasos de luces abrazadas a lo humilde. Mi batalla, que es la vuestra, cantará victoria, no dudeis. Nuestra lucha, que haré mía, clamará cientos de homenajes sinceros, humanos, no desistáis. Así será, por mi espada, afilada, por vuestra alma, poderosa, por nuestra memoria, verdadera...

jueves, 18 de junio de 2009

Formas de pedir...

Éste calor ingobernable cercena cualquier atisbo de buena intención. Pero en medio del desierto siempre encuentras algún oasis olvidado, les diré... Si por algo se conoce ésta ciudad es por dar cobijo a buscavidas que aparcan coches y pobres almas que acuden a la triquiñuela para llevarse un poco de pan y vino a la boca. Están desde los que camuflan enfermedades mentales hasta los que esconden un panorama vital siniestro por culpa de un alcoholismo mortal, desde los que no cuentan muchas primaveras hasta los adultos que parecen ancianos por tanto despropósito de vida, ennegrecidos de tanta calle y tanto mal comer.
Pero, como en todo, la dignidad habita si se quiere, y llevo semanas dando de bruces con el mejor ejemplo de los que conocen el antiguo oficio de pedir. Es una mujer, gitana, de buenas maneras y fina pose. Lleva consigo un ramo de rosas y unas cuantas ramitas de romero, impregnando de buen aroma el lugar donde entra. La mujer se acerca, educada, con amplia sonrisa, sin malos gestos ni exigencias, dominando la pausa y el decoro, mirando a los ojos, como los buenos. La primera vez que la tuve al lado hice el ademán típico, negando propina por nada, tan acostumbrado a enganchados de mala gaita que abusan de su condición callejera. Pero ésta vez era diferente. La observé, tras mi pudor, acercándose con idéntica naturalidad a la siguiente mesa. La misma sonrisa, sincera, distintas palabras, simpáticas, pero con hermoso timbre, medido. Fue cuando hice por llamarla y le solté lo que vale un café. Sus ojos brillaron, mis esquemas temblaron. Me cogió la mano, cerró los ojos, apreté mi corazón, quede quieto, quizás inquieto, y clausuró el mágico momento con un guiño dedicado y el deseo de una vida plena. Y vale la pena, desde luego que la vale, por un huérfano euro, comprender en un sólo segundo la diferencia entre pedir o exigir, entre mirar u observar. El darse cuenta de tanto prejuicio que convive con uno, de la suerte que tenemos por nacer en la cuna que nacimos. Compensa, sin duda, por un único euro, sentir la bondad de alguien que conoce la calle y cree posible el milagro del cambio a base de pequeños gestos altruistas. Y, para colmo, sin ser de los que nadan en supersticiones, ocurre que, desde que la gitana apretó mi puño, casualidad o no, todo sigue su curso, que no es poco, cayendo la balanza de mi lado cuando lo vengo necesitando... Formas de pedir, regalando, y todo por una estúpida moneda olvidada. Ya les digo si merece la pena….

martes, 16 de junio de 2009

Reencarnaciones...

La suerte existe, desde luego que existe. Y si no me creen pongan uno de esos documentales sobre naturaleza de la sobremesa y tendrán la respuesta ante tanta pregunta existencial. Por ejemplo, están las gacelas, pobres animales a rayas que andan en grupos por los pedregales, indefensos ante el ataque de cualquier depredador mientras los compis de pasto observan la caza como la vaca mira al tren. Están los buitres, a la espera de la carroña que sobra de tan maltrecho manjar. Las ratas, bichos con mala suerte, porque da la casualidad que hay un pájaro que ve a kilómetros de altura, con lo que salir a buscarse la vida se hace cuanto menos peligroso. Algún que otro mono ameniza el cotarro con sus monadas, pero tampoco creo muy cómodo eso de vivir todo el día colgado. No me olvido de las liebres, listas que no veas, y rápidas, muy rápidas, pero escapando todo el rato del enemigo, lo cual debe cansar bastante. Y no nombraré muchos más porque daría para tres libros la cantidad de bichejos que hacen el Agosto a costa de otros menos agraciados. Igualito panorama, pensé, que en nuestro mundo, donde unos corren delante y otros detrás, sin saber muy bien a dónde vamos...
¿Reconocen esa selva señores?. Alimañas de todos los colores, estilos y linaje. Leones, tigres, elefantes, lobos, hipopótamos, cocodrilos, iguanas… multitud de animalitos, cada uno con lo suyo, bajo un Sol de justicia, buscándose la vida como Dios le dejan. Y pobre del que cojee o le entre un resfriado, ese la tiene clara. Porque otra cosa no, pero cabrones no faltan sobre éste cruel escenario…
Pues eso, que más vale tener suerte en medio de la sabana, no vaya a ser que eso de la reencarnación exista y nos toque huir a cada rato delante de medio belen viviente. Aunque ya puestos, entre tanto animal, prefiero reencarnarme en una mosca, una bien gorda, de esas que no haya cristo que la pille y coma poco. Y así posarme en los huevos de todos los animales de mierda que acechan al que corre menos, al más débil…
Así que, a todo esto, elija animal para el resto de sus días en nuestra selva, que aún está a tiempo, pero tenga en cuenta que la música de la mosca cojonera puede hacerle la existencia bieeen jodidaaa, y después no valen excusas y segundas oportunidades. Avisados quedan…

lunes, 15 de junio de 2009

jueves, 11 de junio de 2009

Ejemplos e imposibles...


Recorrer camino, amigo, no es sólo andarlo y llegar. Mirar no consiste en poner la vista en algo. El beso no parte de los labios sino del alma. La juventud no se olvida con las arrugas ni el día acaba cuando empieza la noche. Sé de flores que nunca mueren y conozco mares que insisten en conquistar playas en silencio que susurran poesía…
He temblado por milagros que suceden y no terminan. He tocado el verso del asceta y sentido el tacto de la Luna en mil madrugadas. He visitado la guarida de lo verdadero y he visto llorar estrellas sobre praderas vírgenes de pecado...
Así pues, no me diga usted que existe el imposible, no me convenza a fuerza de estar seguro, que sé, bien de sobra, de amores que perviven en infinitos y hogares hechos de la nada, honrando el espíritu mas puro de dos jóvenes que nunca morirán de viejo porque nacen cada mañana y gritan vida a cada paso, regalando paraísos a éste cruel infierno, demostrando corazón ante un mundo injusto, deudor impune de tan excelso ejemplo, y bello, tan bello...

miércoles, 10 de junio de 2009

Conciertos a eso de las doce...

Tengo una cita cada noche, a eso de las doce, cuando la ciudad duerme y brota mi mirada al amplio horizonte que puedo divisar desde mi aposento. Una cita que da sentido a un día sin sustancia, al menos un ratito cada noche…
Y es que el calor y la desidia crecen bajo éstas cuatro paredes que suenan huecas, con un silencio únicamente roto por algún pájaro que posa en mi ventanal a observar un paisaje de edificios sin alma que habitan bajo estrellas hermanas de la Luna. La soledad no descansa, a veces me envenena, a veces me resucita, pero permanece, y ello la dignifica, pero de cuando en cuando suceden pequeños milagros que iluminan los pocos gestos amables de mis fauces…
Durante todo el año, cada madrugada, en su espesura, he sido testigo mudo de los acordes sublimes de una guitarra española que era acariciada por dedos anónimos para mi estampa pero reconocibles para cada uno de mis sentidos. A eso de las doce, cuando las brujas surcan el cielo, asomo al deleite musical de alguien que ni sospecha que cada noche toca para hacer volar mis mejores versos en prosa. Debe ser algún estudiante de música, de esas almas incomprendidas que suspiran por cinco cuerdas y un silencio, artistas que regalan obras al aire sin saber que siempre hay alguien dispuesto a admirar su arte…
Es entonces, a eso de la medianoche, cuando ocurre el pequeño milagro. Cuando sus notas saludan mi perfil asomado a la vieja cornisa y empiezan a lucir letras de mis manos, otorgándome sin saber instantes mágicos que no se olvidan durante el día y que renacen cuando cae la oscuridad. Unos minutos que enamoran, mientras espero que la inspiración cruce mi puerta solitaria…
Procuro cada madrugada no faltar a mi cita de nuestra guitarra anónima, hasta que alguno de los dos falte, porque así lo quiera el destino, y la magia desaparezca de un ventanal gastado por el paso del tiempo, pero divino escenario, sin saberlo, del mejor de los conciertos dedicados al viento…

martes, 9 de junio de 2009

Todo lo que merecemos...

Mucho que contar en pocas líneas. Desde unos resultados electorales que confirman el sentimiento generalizado de repulsa hacia los políticos, hasta las duras imágenes de trozos de avión sumergidos en el océano. El paro, con ese vago espejismo traducido en números que da la época estival cada año. Todas las empresas y sus EREs particulares, los accidentes de tráfico que sesgan las vidas en un solo minuto, no sé, imágenes que se nos muestran como rabiosa actualidad pero que olvidamos al cambiar de canal.
Desde ésta apartada senda de lo humano, me permito el lujo de dejar a un lado todas aquellas historias que la caja tonta vomita en nuestros salones cuando tenemos el gazpacho recorriendo el gaznate. No quiero habitar entre cadáveres andantes que no ven más allá de lo que reconoce su mirada, y todo por culpa de unos cuantos ricachones sin escrúpulos que determinan las leyes del bien y el mal, eligiendo las noticias que el españolito de a pie tiene que tragarse en la sobremesa. Me niego a pensar que la vida consiste en eso, en tener que dar las gracias de manera constante porque un tío enchaquetado y de falsa sonrisa nos dice que hay gente que anda más jodida. Eso ya lo sé, maldito. Lo que no sé es qué hace usted para remediar toda la metralla que me presenta, aunque no quiero ni imaginarlo, porque estoy bien seguro que usted olvida tanta miseria cuando saca un extracto de su cuenta corriente, que de corriente tendrá poco, y comprobará que le han ingresado esa paga extra manchada de la sangre, sudor y muchas lágrimas derramadas por todos esos desgraciados anónimos que se asoman a la pantalla durante el almuerzo para escucharle decir que la cosa está muy mala y que toca apretarse y no viajar demasiado, no vaya a ser que palmemos. Cambien de canal amigos, que los mismos que nos muestran tanta mierda son los primeros que venden a su madre por un mendrugo de pan y unas cuantas tortas, las mismas que se dieron para trepar por esa columnata humana de envidias y avaricia que llena el cotarro periodístico de éste miserable país. Y es que tenemos los informativos, los políticos y los aviones que nos merecemos, pero coma usted tranquilo ésta vez, buen ciudadano, que no le amarguen el filete, que quizás sea lo único de verdad que pueda llevarse a la boca en éste, nuestro tiempo…

viernes, 5 de junio de 2009

Soledad, mi escudera...

Tengo una amiga de la que nunca hablo, ni guapa ni fea, tímida, aunque se sabe de su presencia cuando inunda una habitación con su aroma. Les quiero presentar la luz de mis insomnios, igual la reconocen...
Me acompaña en mis noches peregrinas de letras y espacios, de silencios y miradas. Conoce mis gestos y mi furia, jamás delata enfado. Amante silenciosa en la penumbra. Quise odiarla, quise amarla, como esas relaciones imposibles donde nadie gana menos el transcurrir de los momentos. Me ha visto llorar desconsolado y reir a carcajada, frunciendo el ceño ante la injusticia y revolcar mi espalda en nuestro lecho. Sabe de mis males y mis lamentos, intuye verdades y mentiras, mas nunca opina, aunque su silencio sobra para responderle a mi alma. La he acariciado y maltratado, la he humillado hasta hundirla en el olvido, pero nunca pidió más que hacer compaña en la realidad siniestra que me absorbe en la madrugada, cuando enmudece el mundo y las estrellas se suceden…
La soledad es mi fiel hidalgo cuando todos duermen y mis dedos cantan al amor y a la guerra. La soledad, prisionera, es quien me acompaña y me mata. Tanto daño me hizo, y, sin embargo, le debo tanto… que vendo mi sino a quien pudiera traérmela un sólo segundo, y así poder besarla…

jueves, 4 de junio de 2009

Al final de la barra...

El mundo es simple. Están los buenos y los malos. Están los jueces, los policías, el Papa y sus sacerdotes, los hospitales, los del seguro, los abogados,y perdonen que me ponga a enumerar pero es que no quiero dejarme detrás ningún hombre de bien, en fin, los guardias civiles, los políticos, el defensor del pueblo, los sindicatos, los funcionarios de las Conserjerías, los orientadores de instituto, los profesores de religión… No hace falta decir que entre tanto lirio habita alguna ortiga, pero permitan que generalice, al menos hoy. Con la venia, prosigo… Jóvenes empresarios, vigilantes de la playa, oficiales del Ejército, el Rey, los gerentes de las Industrias que dan trabajo, los críticos de cine, los vendedores de loterías, el tendero de la calle Urbión, el vecino del quinto, mi jefe, mi ex jefe, profesores de facultad y de instituto, psiquiatras, psicólogos de rastrillo, y no sigo, que voy a vomitar el pollo al pil pil que me he zampado hace un rato…
Si creían que éstos eran los buenos, van listos. Vivimos bajo una mentira acordada por unos cuantos, donde otros tantos, muchos más si cabe, viven indefensos, sorteando obstáculos a veces insalvables, con el alma cada vez más deshilachada de tanto oportunista que aprovecha el cargo para hacer a su antojo barbaridades de campeonato. Es por eso que hoy vale generalizar, porque me parece aún más grave un chufla que se sienta tras una mesa de responsabilidad, que mil descamisados haciendo el cafre tras la barra de un bar. El peligroso es el que, llevando la chapa de un cargo medio notable, se comporta como el descamisado del bareto, aunque también he visto al final de una barra verdaderos caballeros, llevando con fina dignidad los pisotones de infames mamelucos que guían su destino…
Con esos me quedo, con los sacos de arena donde el que manda se desahoga. A los demás… Culpables hasta que no demuestren lo contrario, por creérselo…

lunes, 1 de junio de 2009

Tsunamis esperados

Dicen que nadie es profeta en su tierra, y yo hago esfuerzos de sobra para dejar de serlo. Y es que se me atraganta el puchero cuando cada año por estas fechas me ponen las imágenes del “camino” del Rocio, con miles de fieles en alboroto sobrellevando la media tajá, jurando y perjurando por la Virgen y la juerga. ¿Quien dijo que era imposible casar agua y aceite? Se equivocaban… He visto llorar ante la Reja de la Ermita cubata en mano. He visto hombres hechos y derechos perder la dignidad por cuatro bailes y unas risas. Si señores, como los talibanes de Afganistan, pero con alcohol de por medio, con lo que la mezcla raya lo explosivo. Y lo peor de todo, compañeros, es que cuando buscas explicación a tanta tragedia humana solo saben decirte… -Pues no vayas tu… y tan panchos… Que uno piensa, ni devocion ni ostias. Si mañana se aparece la Virgen en medio del camino y pide que acabe el farlopeo para rezar por las almas de los infieles, le dicen que rece su puta madre, que todavía quedan dos dias de fiesta, y venden su corazon antes que perderlo con tontunas. Pero hay Dios, y es justo, y cuando más colosal sea el jolgorio, un año de éstos, el ansiado tsunami decidirá entre devotos de la fé y devotos del mamoneo, y arrastrará consigo carros, carretas y peinetas, hasta quedar desparramados en las laderas de los Pirineos. Me perdonarán los lugareños de la zona montañosa. Y es que puestos a hacer burradas, vamos a hacerlas bien. Dignidad por favor, o, por lo menos, disimulen…