lunes, 28 de septiembre de 2009

Un Viernes de Otoño...

Me apetece contarles lo que ocurrió en mi vida el Viernes, aunque no acuda a adornarlo de recursos que lo haga más vistoso.
Fue una tarde calurosa, quizás la última antes de que vuelvan las brisas de Otoño, como así parece. Quedamos unos cuantos amigos y nos presentamos en la salida de la Carrera Popular Nocturna de Sevilla, con un ambientazo inmejorable y una sensación muy agradable de deporte en los ojos de los participantes.
Estaba tranquilo, confiaba mis posibilidades, y por delante una única meta, llegar a mi destino, 11 kilómetros delante. La carrera transcurrió por las calles de la ciudad, con mucha gente animando en las aceras y risas entre los que corríamos, con el nerviosismo propio de quien forma parte de algo especial.
No les engañaré, hubo momentos malos, sobre todo al final, viendo ya casi el estadio al fondo por encima de la marabunta de cabezas. Luchaba con todas mis artes contra la fulminante idea del abandono, hasta que decidí superar miedos y excusas y poner la vista en el simple horizonte. Así continué mi último tramo, con la mirada perdida y alma en un puño, pero con la certeza de una victoria cercana.
Al fin entré en el estadio, en esa pista mágica, la misma que hace así como un mes, cuando empecé mi entrenamiento, soñaba con pisar tras un duro esfuerzo inimaginable entonces. No pude reprimirme, sonreí, aplaudí, disfruté como nunca, alcé los brazos y observé emocionado la grada, buscando rostros orgullosos y contentos.
Esa es mi simple crónica de una noche de Otoño, todo un Viernes de Septiembre, olvidado para muchos, pero que será punto y aparte en mi particular cuaderno de bitácora, y que permanecerá en mi recuerdo como un ejemplo de lo que hasta ahora ha sido mi vida, una carrera dura entre zancadillas, sofoco, desesperación, ideas fugaces de abandono y lucha, mucha lucha, aunque sólo fuera por saborear, al menos un día, la sonrisa que dibujé mientras entraba en meta, y es que, ya sólo por eso, hubiera merecido la pena…

martes, 22 de septiembre de 2009

Mi nuevo mundo...

Una semana más pero diferente. Los horizontes son otros y las posibilidades de ser un poco más feliz crecen. Desde hace un tiempo a esta parte me he movido entre arenas movedizas que absorbían cualquier atisbo de ilusión, pero el destino aprieta hasta cierto punto, y la experiencia me ha enseñado a valorar sensaciones que hasta bien poco daba de lado. En esas me encuentro, a punto de terminar con unas obligaciones que han desparramado en mí sangre, sudor y una lágrima, pero sobre todo horas de insomnio y desesperación en la madrugada, por no hablar de tragarme cientos de despertares y estrecheces.
Pues eso parece haber acabado, al menos un tiempo, el justo para poder ensanchar mis pulmones y mi mente para llenarlas de nuevos retos, de nuevas formas de vida, mejores o peores, nunca sabré, pero sí diferentes a las de ahora. Cierro así una etapa que me ha hecho crecer para bien o para mal, con momentos duros y algunos llenos de sentido, necesarios para todo aquel que atisbe encontrarle la gracia a ciertas visicitudes de nuestra existencia.
A todo eso digo adiós, igual que dije despedí la juventud y la adolescencia, igual que volví la mirada a miles de personas que en algún momento fueron importantes y pasaron de largo, en buena ley de vida. Así tiene que ser y así seguirá siendo, pero de una cosa estoy seguro, no dejaré de acudir a estas letras, de cuando en cuando, porque hay favores que no se agradecen de mejor forma que aprovechando la oportunidad en sí misma. Bienvenidos amigos a mi nuevo mundo…

martes, 15 de septiembre de 2009

Sonriendo...

Pero a veces también encuentras razones para la sonrisa. Estaba sentado a mi lado en la cafetería, de corbata bien planchada y raya de camisa dispuesta, blanca, como el primer día. Miraba a todos lados intentando identificar quizás un gesto cómplice y humano entre tanto trabajador angustiado. Parecía esperar mientras absorbía con dulzura el zumo que le habían servido. Me pude fijar en sus zapatos, gastados de desventuras pero relucientes a la vez que humildes. Su corte de pelo, un desafío a la gravedad, símil, pensé, de su paso por este páramo de existencia. Su perfecta pose le hacia digno, sin más razones que la intuición de uno mismo, pero no dudé que acertaba en mi descripción dedicada en ese instante.

Al poco llegó la madre, tierna, de las de antes, de fina estampa y mirada reveladora, buscando entre todos a su hijo, nervioso entre tanto. No hicieron falta palabras, sólo un beso y una caricia, a lo que el chaval correspondió cariñoso. Me pude percatar al momento. Él era sordomudo, y fue Antonio quien me corroboró la historia, la historia del chico sordomudo y deficiente, querido por todos en el barrio, que supo luchar contra el destino y lograr su primer trabajo en estos últimos días de Verano. Allí había venido la madre a recogerlo, y yo como único testigo privilegiado de tal milagro, con el café a medio tomar y el corazón encogido. Salieron por la puerta como si nada, abrazados, mirando al frente como los grandes, y allí me dejaron, sonriendo…

lunes, 14 de septiembre de 2009

Ánimo compañeros...

Hoy siendo Lunes es menester que pase la mano sobre el hombro de una tripulación que no descansa aún habiéndose batido en corso con bucaneros de indigno estilo y sucia estampa, conscientes de las tempestades que aún están por llegar, sin visos de islas paradisíacas ni tesoros abundantes. Hoy quiero animarles porque hay signos para la conquista de lo verdadero y así lo creo firmemente. No debe ser casualidad, si entre tanto navío corsario, de un tiempo a esta parte arriban a nuestro casco signos para imaginar la tierra prometida…

A todo aquel que ande perdido a merced de los peligros del vasto océano, a todo hombre o mujer que haya sucumbido a la marea y haya postrado los remos, navegando a la deriva. A vosotros os digo, que tenéis en nuestro velero un cabo donde amarrar vuestras esperanzas, al buen rumbo de los que unimos nuestras fuerzas contra el poder impuesto, defendiendo libertad, tan cercenada por la espada de débiles de corazón y vergüenza. Pues si existe un lugar donde los sueños dejan de ser imposibles y los milagros siguen sucediendo, esa es la mar, tumba de héroes anónimos que perviven en la memoria de cada uno de nosotros, cuna de almas divinas y poderosas.

Honorable tripulación, con fe os digo, que no os mate el tedio, que no os coma la pereza, luchad contra vuestras carencias, y disfrutad de vuestro viaje, cada brizna, cada segundo, y es que no sabemos si existe otra vida, mas con ésta es suficiente si sabemos gobernarla, y ya el viento, palabra de almirante, vendrá a rescatarnos, a pesar de piratas y tormentas…

jueves, 10 de septiembre de 2009

Que se quiten los de Disney...

Está causando revuelo en yankilandia la foto tomada por un turista en un parque natural de esos que abundan por aquellos lares. En ella se puede ver claramente a Timón y Pumba dando un paseo por la espesura. Nunca sabremos si es casualidad o montaje, pero la mera instantánea me hace reflexionar sobre el hecho improbable de que algunos personajes de ficción, mediante algún invento morfoquímico de inverosímil valor experimental, tomaran forma real y los tuviéramos correteando por las aceras y los tejados como alimañas coloreadas. Ya imagino a Zapatero subvencionando madrigueras de protección oficial y a Rajoy criticando los abusivos impuestos para poner alpiste a los bichos. No cambiaría mucho la historia. Si acaso, todo sería más divertido. Porque no me negarán que tener al Pato Donald delante en la cola de la fruta, con esa chaquetilla azul y sin pantalones, o a Espinete sentado justo detrás en el cine, no sería gracioso. Perros que hablan, peces olvidadizos pero simpáticos, los 101 dálmatas y la madre que los parió dando bandazos, el Oso Yogui robando emparedados, no sé, el ratón Pérez haciendo de las suyas, los trolls con sus babas en la parada del autobús… En definitiva, creo que sería más amena la existencia, y ya los días no serían tan calcados unos de otros.

Aunque uno termina imaginando que no hace falta mucho experimento para tal caso, y es que si uno afina la vista cae en la cuenta de que nuestro mundo está llenito de personajes que no desentonarían en una buena de Disney. Los tenemos a pares, ratas, ratones, Espinetes de tercera, oseznos perezosos, perros de todos los colores y gente pez para tres mares. A unos te los encuentras ejerciendo de jefe, a otros en los escaños del Congreso, en la sala de espera de tu médico de cabecera, en medio de una caravana insoportable...

Motivos de sobra para echar unas risas dando un paseo, animado por la estampa surrealista. Quizás maneras de torear tanto animalito descarriado sin llegar a evitarlo. Pero si eso no les consuela, tienen permiso para pasarle el pato a otro, desde luego, con o sin chaquetilla…

martes, 8 de septiembre de 2009

Por el bien de las habichuelas....

El esperpento tiene nombre y apellidos. Si a uno le da por llegar del trabajo y enchufar un canal de televisión en la sobremesa corre el acuciante peligro de atragantarse con las habichuelas y poner la mesa perdida. Mucho me temo que es una realidad el hecho de que en nuestro amado país triunfan chuflas de campeonato. Sí, les hablo de los programas del cotilleo. La mayoría de los que allí sientan las posaderas no sabe hablar siquiera, otros se jactan de haber estudiado la carrera del galgo, y todos en general alzan la voz por encima de lo que debería estar permitido para cargarse de razón y buscar el aplauso fácil de un público ensimismado con el sainete que allí se representa…


Pero lo peor no es eso. Lo chungo de verdad es que tienen tan poca moral ni vergüenza que se atreven a debatir sobre temas de actualidad como el paro o los impuestos con una naturalidad que asusta. Y todo, por supuesto, regado de una ignorancia y frivolidad propia de seres inhumanos, mejor diría infrahumanos. Sin contar, si cabe, que mienten más que hablan, actitud muy de moda entre políticos y otros animales carroñeros, véase periodistillas, curas y algún que otro vendedor de enciclopedias…


Y te tienes que tragar sin pan el hecho de que emitan programas pseudo-científicos o documentales bañados en moraleja a las tantas de la mañana en uno de esos canales cuyo botón del mando está como nuevo, olvidados por una audiencia que frunce el ceño y zapea ante cualquier Punset de la vida. Así nos luce el pelo…


Aún así, pecando de borreguil mameluco, reconozco que de vez en cuando viene bien dejarse llevar por algún reality o una serie previsible, mas perdonen que les diga, amigos lectores, pero es que llevo media vida escuchando aquello de que el cerebro es como un músculo, que si no se trabaja se atrofia, así que, por favor, concibamos el esfuerzo de decir No a la basura barata, por más que lo cómodo consista en permanecer delante del bodrio de turno. Hagámonos un favor y dejemos de consumir estafas, aunque sólo sea por mantener frescas nuestras mentes, por el bien de las habichuelas o lo que ustedes quieran…

jueves, 3 de septiembre de 2009

Habla el pueblo....

Se me hiela la sangre leyendo los periódicos. Pero con mucho desconsuelo compruebo que la sinrazón habita también más allá de nuestras fronteras, lo cual no sé si me tranquiliza. La tostada consiste en que el señor Gadafi, sí, ese asesino disfrazado de político que cae bien en Occidente, el mismo que sume Libia en una dictadura que cumple ahora cuarenta años, pues ese, ha pagado todas las indemnizaciones habidas y por haber por el terrorista que hizo saltar por los aires un avión que sobrevolaba Escocia hace ya tiempo, en nombre de Alá o de la grandísima imagen del prepucio de su padre. El caso es que dicho terrorista, aquejado de un cáncer galopante, ha vuelto al país donde vivieron sus muertos, siendo canonizado para siempre por los acólitos de un régimen que huele a sarna y a corruptela por todos los frentes. Y todo ello con el beneplácito de nuestros ministrillos de exteriores europeos, complacidos mientras al tal Gadafi no le dé por sentar en la misma alfombra a comer dátiles al dicho animal con nuestros embajadores emperchados hasta la médula. Y hasta aquí el mamoneo, que no es poco…

Aún no he terminado el café cuando mi compadre Antonio se asoma a la foto del especimen y claudica… -“Qué le pasa al moro ese..?”. A lo que le respondo. –“Na Antonio, que tiene dinero para comprarnos a todos…”. Se me queda mirando muy fijamente y me dedica… “Ah, entonces no es moro… entonces es un árabe hijo puta…”. A eso le llamo yo buen ojo, musulmanes de primera y de segunda resumidos en dos frases por un genio de nuestro tiempo...

No fui yo quien lo dije, habló el pueblo, soberano y sabio, y vaya si es sabio…

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Decíamos ayer....

Un verano más que huye, pero éste dobla la esquina despavorido. Y no es para menos. El panorama no hace demasiados méritos para que uno se sienta reconfortado, pero es lo que toca y lo que nos merecemos, indudablemente. Aún así, no empezaré el curso bañándome en las mediocridades de algunos y las lindezas del Ministrillo de turno, que ya habrá tiempo de sobra, créanme, para que la leche se me agrie y la tostada se haga incomible. Hoy quiero hablarles de proyectos, de los míos, vaya, que, salvo raras excepciones, son los que más me importan. A sabiendas, seguro, que ante tan magnánima proposición, más de uno torcerá el gesto, echándose a la boca el egoísmo de uno mismo y elitismo que destila el “tío del blog”. Pero es que me la trae al pairo. Con cerrar la página y pasar a otra cosa tiene usted bastante…


Que me desvío... De proyectos, hablábamos de proyectos. Y es que este año me he propuesto ganarle la partida, con mucho, a todas las barreras, reales o no, que cercenan aspiraciones particulares, tal vez sin grandes pretensiones, a veces sí, pero que siento necesarias antes de estirar la pata. Porque, hagan caso, aquí nadie se queda, por mucho Bifidus y comida en sobre. Espero no vengan a darse cuenta ahora…


Las circunstancias y las letras, y digo bien, las letras, me han otorgado la reflexión que tantos años he echado en falta, y han hecho crecer en mí ilusiones que hasta hace bien poco no existían. Y pretendo cumplir conmigo mismo, que es mucho, proponiéndome alternativas de vida, complementarias con la existencia que acarreo, pero diferentes. Es por eso que durante todo el verano ha rondado en mi cabeza, después de leer relatos sobre travesías a pie, aventuras en la montaña, y, más en concreto, el libro “Guadalquivir”, de Paul Gwynne, la idea de realizar humildemente el trayecto de dicho río, desde su nacimiento hasta su desembocadura, recorriendo todos los pueblos que habitan en su ribera. Una manera más, si quieren, de retornar al reposo y la reflexión que da la naturaleza, mientras que, al mismo tiempo, lleno mi hato de experiencias que me hagan embarcar en mi primera novela, Dios mediante…


Por eso, por tanto que os debo, quería, al menos hoy, compartir con vosotros uno de los retos que mi mente se ha marcado para este año, quizás buscando, a buen seguro, una manera de hacer público mi desafío, para así convertirlo en un compromiso con todos aquellos que tienen a bien asomarse a estas líneas.

Aparte de eso, vengo fuerte y vigoroso, con la pluma bien afilada y los cinco sentidos más dispuestos que nunca a sonrojar al impune que se pasea mientras ahoga, pero también para rendir homenaje con más corazón aún a los que nunca tuvieron unas letras que dieran buena cuenta de su paso por esta ciénaga de vida. Disfrutemos un año más y haced vuestro este refugio de sensaciones, porque así nunca dejó de serlo. Así lo quiso el destino…