viernes, 15 de octubre de 2010

Es mucho más que eso...


Es mucho más que eso. Es historia y caminos, es olor a lluvia en invierno, carbón quemado. Es su luz de Mayo, atardeceres en la plaza, los niños correteando, los recuerdos. Es su acento descarado, los amigos, su bandera. Es su gente, trasnochar junto a un amor de verano, jurar lo eterno en sus esquinas. Su legado es infinito, partirte el corazón cuando marchas, lágrimas de los que vuelven, las carcajadas, los secretos…

Es morir de fe, creer en imposibles, hacer que ocurra lo inesperado, lo auténtico. Es mecer la Luna de madrugada, sentir valores, la vida y la muerte, ver milagros que suceden. Es aún más, mucho más. Es Abril, ver nacer un potro, los paseos, la infancia. Es su mercado, las aceras, su silencio, el alma de los que la quieren. Es amante porque te besa, esposa pues acompaña, hermana que aconseja, es verbo y cien adjetivos. Es sencilla pero lustrosa, amable y acogedora, pacífica. Es escarcha de diciembre, coplas anónimas en Febrero, vivas de Cruces y murmullo de Agosto. Es tanto como cualquiera, más grande o más pequeña. Es orgullo en la boca, aún si es lejos, honor en la solapa. Son versos de adolescente, las miradas de reojo, ese balón que se escapa, la amistad verdadera. Es su fruta, las manos del campero, ilusión en la siembra, recoger con cariño…

Mi pueblo es mucho más que todo eso. Es perderse entre sus calles a las tantas, su divino silencio, las campanas repicando, las estrellas. Son domingos por la mañana, reflejos de alegría, el Sol y su sombra, sus leyendas. Es volver la vista atrás, ver pasar el tiempo, los que se fueron, los que la amaron. Es quitarse el sombrero, abrazarse a un hijo, las despedidas. Es vivir despacio, un solo latido, tomar el fresco, las sillas en la puerta. Es querer y poder, lienzo de artistas, crear sintiendo. Es tapar la boca de los que la maltratan, huir del miedo, matar vergüenzas. Es jugar a ser libres, sus rincones, sus maneras. Es volver a empezar los lunes, la fatiga, las veredas, la faena, los jornales. Es el pan y el vino, la chacina, los sabores. Son sus madres, su nobleza, flor de jara y su parquecito. Es su feria, los forasteros, los que quedan prendados, las promesas. Es el viento de Septiembre, los primeros fríos, parar el tiempo…

Villarrasa es arte sin quererlo, un fandango desgarrado, una tenue sinfonía, un poema inacabado, un suspiro, la victoria en la derrota, los quehaceres, la rutina. Es juntarlo todo, los lugares y las formas, el tacto de lo íntimo, sus verbenas y su mundo y al poco caer rendido con el vello erizado, saciado de entusiasmo. Y es igual por lo que vengas a mi pueblo, encontrarás  la respuesta de por qué lo habitas. Él te elige a ti sin esperarlo. Los demás sólo ponemos letra a la magia, y aún así parece incompleta al definirla, pero todos sabemos de lo que hablamos, inspiración y deseo, la belleza del instante, mucho más que eso, mil cosas más, qué más da el poeta que lo escriba…

1 comentario:

Tita Inma dijo...

Me ha dado mucha alegría volverlo a leer..