martes, 12 de enero de 2010

Servir hasta morir...

Y vengo a enterarme ahora. Hace unos años, por orden del Ministerio de Defensa, se dictó la orden de borrar de la montaña situada al lado de la Academia de Suboficiales de Lérida el lema “A España, servir hasta morir”. Y allá fueron los soldaditos de primer curso con palas y cubos a recoger la cal esparcida treinta años atrás por otros cuantos, sin rechistar en ambos casos, no fuera a ser que el brigada de turno los enculara…
Huyo de nacionalismos y de exclusividades. Que si soy así porque soy de aquí y todas esas historias. No señores, uno no es nadie cuando nace, es alguien si se hace o si le dejan hacerse, da igual aquí que en Sant Cugat, pues en todos lados cuecen habas y pernoctan, a pesar de todo, los buenos y los malos, y es sólo usted el que decide de qué bando está, por mucha bandera que abrace y tierra que haga como suya. Aquello del libre albedrío, ya saben amigos míos…
Por lo tanto, y volviendo a las famosas letritas en la montaña, no soy sospechoso de ser fanático con ideologías ni talibán de rojas y gualdas. Defiendo lo que pienso es justo y coherente, por mucho que les joda a las liendres que habitan por estos lares. Y es por eso que creo una absurdez propia de quienes nos mandan el ordenar tapar la dichosa frase con tierra molida y arena, borrando de un plumazo un sentimiento que no hace daño a nadie, pues recuerden, amigos catalanes y vascos nacionalistas, que es el ejército español el que saldrá a la calle cuando un maremoto se lleve por delante vuestras casas o un huracán de fuerza 5 mande al abuelo a recoger palmito a los arrozales de Trebujena. Son ellos, por encima de ideologías y separatismos, los que, Dios no lo quiera, darán su vida por la simple posibilidad de salvar un civil indefenso, a pesar que al mismo tiempo, dicho personaje ande jurando independencia del vecino invasor, en catalán, euskera, swahili o lo que ustedes quieran…
Pero no toda la culpa la tienen los independentistas, ni mucho menos. Al fin y al cabo son los políticos los que deciden por donde tira el cotarro, los que ponen la orden en la boca del sargento de guardia, y ahí empieza el problema, y es que ahí sí que no hay forma de encontrar culpables…
Así que verán. Vería bien justo, que quieren que les diga, que para justificar el desacato al honor de unos pocos por el “sentimient” de unos cuantos, fueran los propios senadores, Ministros, congresistas, alcaldes y presidentes de ésta, nuestra España, los que se grabaran a fuego en la frente la honrosa consigna “A España, servir hasta morir”, y entonces me empezaría a plantear que igual se dejan la vida por su pueblo, como tanto se echan a la boca y a la pluma. Es lo menos que les deben a sus votantes, a ellos y a uno que me conozco que se dejó las uñas en aquella montaña perdida de la mano de Dios, encalando letras que ya hoy significan bien poco o nada…

5 comentarios:

Anónimo dijo...

has vuelto. que alegria. espero que no faltes a tu cita con nosotros. ya bastante frio hace. me hace falta leerte por las mañanas para sentirme un poco mas a gusto.ana

Mariló dijo...

que alegria poder de nuevo ver tus articulos en nuestro blog.
A España servir hasta morir!
cada unon en su puesto de trabajo, ayuntamientos, centros de salud, o una agencia de viales.
Un beso

Anónimo dijo...

buena historia. la realidad es que si hay algun ciudadano que cuente poco esos son los militares, y tu lo sabes bien por tu padre y el mio. me encantaria que leyeran tus articulos algunos mandatarios para que les hicieran reflexionar un poquito. un abrazo.juan

Anónimo dijo...

Te sigo desde hace tiempo. Me gustan mucho tus historias. No lo dejes. Lidia

Anónimo dijo...

los politicos deberian tatuarse esa frase en el pecho.