lunes, 30 de noviembre de 2009

Con un canto en los dientes...

A la Universidad Hispalense le han concedido un año más el sello de calidad y excelencia, con acto entrañable incluido, en el Aula Magna. Pero más emocionante sería si no aparecieran por aquellos lares los mismos de siempre, los políticos, y es que hay guerras perdidas de antemano, pero intentaré hacer una crónica breve de lo que me tocó presenciar, y todo por darme un garbeo para arreglar unos papeles en las oficinas que lindan con esa facultad. Haré hoy de reportero al uso, todo sea por los lectores y mi desahogo…
Los generales por delante, resguardados a los flancos por la guardia pretoriana incansable, batida en pocas batallas pero con la solapa luciendo plata a mansalva, engañados a base de diplomas y falsos reconocimientos.
A los lados curiosos plebeyos y estudiantes murmurando alabanzas e improperios, según le fuera la copla, fascinados todos por tal marcha militar ante sus narices, aunque los mismísimos fastos del cortejo proviniesen de su bolsillo, roído de tanta desvergüenza ajena y no pocos desfalcos.
Entre tanto, discursos y peloteo, gestos de mentira, con callos en las manos de manejar las huestes ajenas con poco oficio y mucho beneficio, buscando entre la muchedumbre la sonrisa cómplice de alguna muchacha dispuesta a favores de catre furtivo, por aquello de hacer valer la erótica del poder o lo que ustedes quieran…
Allá van aliñados hasta la cepa de notoriedad y poderío, estrechando la mano del que se cruce, con la misma naturalidad con la que alzan su sable de tercera ante cualquiera que ose toser tal circo. Desconocen honores y nobleza, palabras huecas de sentido, aunque escritas en oro en las tiras que adornan su bandera, trapo manido en manos de los mismos cuando el foco alumbra para otro lado.
Entre tanto pingoneo, la banda de música viste de sonrisas viandantes en despiste que coinciden en el tiempo con tal comitiva, disponiendo para el abrazo mentiroso y promesas imposibles de cumplir.
Y cuando toca, mucho truco y no menos trato, regusto por la cocina y por lo que se cuece. Aficionados a la cuchara y al pasteleo, unidos por sobremesas bañadas en demagogia y educada hipocresía.
Cada año el mismo pitote, a últimos de Noviembre, cuando el frío arrima, el mismo juego desconsiderado perpetrado por políticos a la puerta del Rectorado para celebrar dios sabe qué… Y el que les narra, ensimismado, absorto por el sainete aplaudido. Son ellos, personalidades que ocupan escaños y cargos electos, concejales y Juntas de Gobierno de vaya usted a imaginar, la misma jugada de parafraseos ante un micrófono para repetir la cantinela de qué guapos somos y cuánto de encantados de habernos conocido. Lo mismo todos los años por estas fechas,que hay cosas que nunca pasan de moda. Pero esta vez, si cae usted, político, en estas letras huérfanas de intereses, no lo quiera el destino, sabrá, mientras se embadurna del afecto del populacho, lo que a servidor pasa por la mente cuando pasea el palmito como antes dije. Y Será entonces, si guarda algo de decencia en sus cerones, que bajará la mirada, pasará el mal trago, y seguirá su camino. Y ya con eso, viniendo de quien viene, me daría yo, iluso, con un canto en los dientes…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

buena cronica. estoy deacuerdo contigo en que no se puede esperar mucho de ellos para no llevarnos un chasco. y aun asi nos lo seguimos llevando.juan

Tita Inma dijo...

Excelente crónica, pero lo que más me ha gustado es la carátula que habla por ella misma; ¿de dónde las consigues? Tita Inma

Anónimo dijo...

jejejejje. cuando estas ironico rebanas cabezas.jajajajaj.ana