miércoles, 18 de febrero de 2009

Café Gijón, en Sevilla..

Dió que hablar lo de los marcianos en la sobremesa. En ese ratito para el café que compartí con mis compañeros de fatigas. Las opiniones eran dispares y curiosas, desde el que negaba la existencia de vida extraterrestre, al menos inteligente, hasta el que estaba convencido de que los muñecos verdes tenían nuestra forma y vivían entre nosotros. Y entre medio risas y matices...
Allí ocurría, en aquella cafetería, en plena discusión teorizando sobre si el alienígena tendría que ganarse el pan como el humanoide típico... sobre si sería considerado como ilegal, por aquello de la dificultad de arreglar los papeles a cualquiera hoy día. Y la gente de alrededor alucinando...
Y en esas estamos, la charla terminó y cada uno tomó rumbo dispar dándole vueltas al cotarro. Y yo, que reí un rato, quedé contento. Unas letras mías habían hecho, sin quererlo, que Laura, ganadora de bienales de flamenco, Antonio, pintor excelso de batallas, Juan, padre de familia y mago del piano, Sara, nómada de nuestro tiempo, Ana, con su altruismo de otro mundo, y servidor, echáramos unas risas y equiváramos problemas y estrecheces lo que dura un café. Reunión de artistas incomprendidos. Lo de los marcianos viene siendo lo de menos...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

posi....esos momentos son irrpetibles

Anónimo dijo...

sobre quien escribiras mañana? lo espero con ansia

Malber dijo...

Aquí viene un marciano... y el primero que se entere, lo secuestra y lo subasta en ebay...