martes, 9 de diciembre de 2008

Manzanas sobre mormones

Os prometí lo del intento de asesinato el martes pasado. Y es que fue gracioso, menos para los perjudicados. Tendría unos 9 años, mi edificio estaba enclavado en medio de un terraplen enorme donde la gente aparcaba y algunos cruzaban para acortar camino en su destino. Era un lugar de tierra y yerbajos muertos, de cuestecitas que hacia las delicias de la bicicleta en verano, pero ese día iba a ser mejor. Cuando era pequeño tenía la insana costumbre de arrojar las manzanas semimordidas a ese pedregal de mala muerte cuando ya no quería más, y fue aquella noche incierta cuando dos mormones bien trajeados caminaban tranquilos por aquel camino indecente, manchando sus relucientes zapatos, cuando les vino a caer, cual meteorito, aquella fruta mordida del cielo. Que me imagino el susto de los señores, en plena noche, en medio de un camino siniestro, que te golpee algo que se deshace y te llena de caldo, tuvo que ser gordo. Pues en esas que yo, que siempre me percataba que no hubiera nadie abajo, me asomé por curiosidad infantil para ver donde había caído el material, y recuerdo perfectamente sus siluetas dibujadas en la oscuridad mirando hacía arriba. Me escondí al instante y pensé que ahí había acabado la historia. "Les habrá caido cerca", pensé...
Diez minutos más tarde estaban los señores en la puerta de mi casa y mi madre, ajena a todo el cotarro, sin tiempo para escucharlos, intentando persuadirlos para que se fueran a enseñar su religion a otro piso. Y yo allí, cerca de la puerta, como si vinieran a buscarme para llevarme por tal horrendo crimen. En esas que interrumpen las evasivas de mi madre y en un infame español exclama el rubito: " Que su neño me ha torado una mansanaaa". Mi madre lo entendió al instante, ya tenía antecedentes por lo mismo, pero lo negó, como buena madre que defiende a su hijo.
Y se fueron como vinieron, con la camisa manchada de caldito y la cabeza embotada por el golpe y el susto. MI primer intento de asesinato, contra americanos, y mormones. Y aunque fuera intento de homicidio involuntario, señor juez, no me arrepiento, por todas las manzanas que los americanos nos llevan lanzando tantos y tantos años desde su atalaya...

13 comentarios:

Anónimo dijo...

la historia de los martes,jejeje

Anónimo dijo...

Ostras kike que bueno...me he hartao de reir...jajaja...vamos que te he visto y todo de pequeño..jajaja...q gracioso!un beso!

Anónimo dijo...

me ha gustado mucho. ANA

Anónimo dijo...

jejejeje que buena!!!

Anónimo dijo...

que casualidad que le dieras!! pero miraste antes de tirarla?¿

kikofen dijo...

que va, siempre miraba, pero como era de noche pos no mire, mire despuess

Anónimo dijo...

jajaja graciosillo mi kike je!!!
:-)

Anónimo dijo...

eres un crack!

Anónimo dijo...

jajjajajajaja, me meo !!!Buenísimo, recuerdo que alguna vez lo hablaśteis tu y mamá en casa, increíble pero cierto!!Por cierto, aquel lugar que describes, allí donde vivíamos, lo recuerdo igual y con mucho mucho cariño, la mejor época de mi vida, todavía hoy, cuando paso por allí, miro hacia el que fue nuestro primer hogar y se me saltan las lágrimas, a veces me encantaría subir y pedirle a los que vivan allí que me dejen entrar y quedarme allí mirando aquella casa que nos regaló tantos momentos mágicos e inolvidables siempre para mí. Creo que algún día lo haré...
María V.O.

kikofen dijo...

jejeje, pues si, seria para hacerlo, el sitio no ha cambiado

Anónimo dijo...

q buena tio

Anónimo dijo...

Que buenos recuerdos! Pero lo pasé mal!Que bueno parecias y que trasto eras.Un beso.

Anónimo dijo...
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