martes, 17 de noviembre de 2009

Harto de rollos...

Si usted anda por ahí con el culo cagado porque no le da para rollos, ni de unos y de otros, escuche la buena nueva de nuestros líderes que aquí les traigo como bronce en paño. La recesión, alabado sea el altísimo, ha acabado… Los pájaros cantan y las nubes se levantan, que si, que no, que Zapatero anuncia medidas extraordinarias para el empleo, que si, que no, que Rajoy cierra convenciones estrechando cientos de manos convencidas. Olvídese usted ya de andar preocupado por hipotecas impagables y abusivos intereses sin beneficio a cambio. El gobierno de nuestra nación promete el oro y el moro, alquileres gratuitos, premios para el nene que encargue, ayudas para aquellos que cuidan de los mayores, becas por doquier y fiestas a porrillo. El pleno empleo ya no es una quimera y el ladrillo vuelve a reclamar manos que lo trabajen. La contaminación es cosa del pasado y los niños aprenden en las escuelas lo que nunca imaginamos, capitales de países, gentilicios y democracia, raíz cuadrada de mil euros y buenas maneras para el recreo y las clases de clarinete. Se terminaron las listas negras y negras que hacen la calle, desaparecen los caciques de barra en los pueblos, allí donde antaño recogían fruta a base de ciáticas unos muchos para lustre de bolsillo de otros pocos. Se finiquitaron las pistolas en manos de hijos de puta que van dando matarile vidas honradas, lisiando familias enteras y aquí paz y después gloria. Ya los barcos pescan donde les place y los truchos se tiran a los cebos, a pares, a pesar de los pesares, porque viene siendo honorable acabar en el plato de un españolito currelas harto de vino, pagador de impuestos y con la cartilla al día, fiel al Estado de Derecho, arrastrando el lomo día sí día también para cumplir con sus deberes como ciudadano.
Que bien se lo tienen montado los cabrones… ahora nos dicen que la crisis ha acabado y que llega una época de esperanza, a buenas horas, cuando el que más y el que menos anda hasta arriba de pagaderos, con ayudas denegadas por falsa burocracia, respirando dióxido a espuertas y sin un miserable bocado que llevarse al gaznate. Y pretenden, encima, que cada dos o cuatro años levante el culo de la cama un domingo para firmarles la papeleta y así seguir agarrados al bollo. Van listos conmigo, pregunten en la siguiente ventanilla, que igual tienen más suerte y les hacen un garabato, pero mientras tanto, escuchen las carcajadas en forma de ruidos que salen de la parte baja de mi espalda y olviden contar con servidor para nada, pues el rollo de papel se me acabó ya hace tiempo, pero la dignidad aún la conservo, intacta, por mucho que les joda…

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