viernes, 24 de julio de 2009

Ya me cuentas...

“…Te presentarás al universo empapado en vida. Tu llanto llenará de lágrimas los rostros de los que te rodean. Sentirás dolor a la vez que alivio, pero pronto tus pulmones se llenarán de aire y descubrirás un nuevo mundo, jamás imaginado antaño. Conocerás a los tuyos, envueltos en felicidad, acunando tu lecho hasta que decidas. No temas, serás querido y mimado, por tantos que te esperan y otros muchos que aguardan tu presencia. No dejes nunca de creer en tus actos, que ya el viento se ocupará de dejarte lamentos y sinsabores. No te olvides que vas para volver, pero asegúrate que otros tengan tu misma suerte, la de nacer como tú lo hiciste, entre corazones dispuestos a amarte y mil razones humanas para defender tu existencia. Así que de tí depende ganarte la estrella... Al final del tunel nos vemos y me cuentas como te ha ido…”

Y es que hay conversaciones que uno no recuerda pero que sabe que las ha tenido. El domingo hago veintisiete años… apenas un suspiro…

miércoles, 22 de julio de 2009

Almirante y marinería...

Quiero ser almirante de aquellos que no lo tienen y precisan, jefe de ejércitos que han visto pisoteada cualquier oportunidad de existencia loable, espada inmisericorde para los que humillan almas vestidas en nobleza… Hoy quiero presentarme ante vosotros, los malos y los buenos, los cobardes y los auténticos, y gritar a los cuatro vientos una lucha que acabará cuando el último resquicio de inmoralidad huya despavorido o muera. Ya no tienen escapatoria los que justifican su vida por un apellido, los que osan maltratar ejemplos vitales de este bendito universo. No haremos prisioneros de la indecencia, por muchas súplicas que lleguen a nuestros oídos, así venga su Dios a implorarnos clemencia, ahora que saben de su suerte…

Actuaremos en silencio, con el corazón en vilo, como héroes convencidos, con la Justicia por bandera y los bolsillos llenos de valores, con el puño apretando el estilete, mirando a los ojos de los indignos, haciendo nuestros gestos venerables, propios de caballeros dedicados a una guerra más que necesaria…

Y pobre del pirata que cruce ante nuestro navío batido en corso, no ofreceremos jamás rendición alguna. Permaneceremos fieles, faciendo desacato a quienes hieren de mortal necesidad atisbos de esperanza. Y entonces nos temerán, vaya si nos temerán, pues venimos de curtirnos en mil batallas, de esas que dejan ríos de sangre y mucho pudor maltratado. Antaño nadie se acercó a comprobar nuestra desdicha, y es ahora cuando llega la revancha de los que no tienen nada que perder y mucho por lo que luchar...

Propongo, devota tripulación, audiencia de mis letras, dejar de rendir pleitesía a quienes nos ahogan, esforzarnos en decir lo que pensamos y sentimos a quienes juegan impunemente con nuestro destino, enseñarles vergüenza y miedo. Os lo dice un almirante sin espada, mas de pluma firme, cruel, y, a veces, alentadora, enemigo de las medias tintas, dueño de sus palabras y sus silencios, pero, sobre todo, orgulloso de su leal marinería, ganemos o perdamos esta guerra….

martes, 21 de julio de 2009

Martes 22 de julio de 2008

Ya ha pasado un año desde que te fuiste. Debo reconocer que no ha sido un camino de rosas. He tenido que volver a empezar de cero sin tí, he soñado más de cien veces que seguías aquí conmigo... Ver la cara de asco de la gente al ver lo que dejaste.... Por sus caras y sus palabras he descubierto un nuevo método de clasificarlos. He derramado mis lágrimas en silencio sobre la almohada. He repetido el momento un millón de veces en mi cabeza y aún sigo sin saber donde estuvo el error.
A veces, mi cerebro me engaña y me hace sentirte, me picas ,me lates,me acaricias y te miro... pero no estás. Solo tu ausencia...
Reconozco que nunca te eché mucha cuenta,pero ahora que no estás te pienso cada día. Ha cambiado todo desde hace un año. Ya no trabajo allí, en invierno ya no uso chanclas... Pero te juro que algún día volveré para verte. Tú seguro estarás ahí, junto a la orilla, mirando al mar, en el mismo sitio que te ví por última vez junto a Suso.
Ya solo me queda decirte que, aunque parte de mi felicidad se fué contigo, sigo luchando para que no se note, y que siempre estarás aquí, sin estarlo....

by Raúl

lunes, 20 de julio de 2009

Volverán a buscarme...

“…Volverán a buscarme… porque les he escuchado llorar hace un segundo, por toda una vida que llevamos juntos… Volverán a buscarme, de aquí no me muevo, por más que el sol caiga a plomo y la gente me mire con tristeza… Vendrán para abrazarme, para jugar como siempre, no pienso inquietarme… porque volverán a buscarme… y borraremos de la memoria el descuido, por mucho que ahora tiemble mi estómago de hambre, por más que me grite mi conciencia… Volverán a buscarme… porque me gusta verme rodeado por ellos, porque un despiste lo tiene cualquiera... y yo quiero perdonarles… Volverán para amarme, por tantas noches durmiendo a su lado, por soportar rabietas y caricias… No me moveré hasta que no aparezcan, porque lo harán, estoy convencido, por las miles de sonrisas que compartimos, porque éste calor me está matando y nadie se acerca a preocuparse… volverán, estoy seguro, porque no creo en todas esas historias de perros olvidados en cualquier parte, porque prefiero morir en una cuneta a permanecer sólo… Volverán, aunque sólo sea por los niños, por dignidad, por caridad, por lo que más quieran… Me han engañado...

Ya no quiero seguir respirando, me han dejado en ésta gasolinera, a pesar de todo… y, aún así, los echaré de menos…porque ya no volverán a buscarme, aunque cien veces me repita, pero aún conservo sus recuerdos y sus gestos, suficientes para emprender mi último viaje, allí, donde nadie es abandonado, en el cielo de los animales… “


jueves, 16 de julio de 2009

Un día en la Selva...

Están los guepardos, rápidos y temibles, con sus garras afiladas a la espera de cualquier presa inadvertida. Jamás los verás de frente. Llegan sin avisar, pero cuando menos esperas los tienes echando su aliento en tu hocico mientras huyes despavorido, y sólo consigues, como mucho, apartarte para que enfile a otro desgraciado de patas cortas y lento reflejo. Después te encuentras a los antílopes, veloces y traicioneros, siempre a la espera del menor descuido para acecharte. Salen de la nada, su perfil fino les permite descubrir huecos donde nunca los hubo, y eso les hace peligrosos, a no ser que tengas mil ojos en la espalda… Intentas manejarte en tu senda, pero sólo haces atisbar movimiento y dejas de existir de la presencia de nadie. El silencio es sospechoso, la paz tenebrosa. En segundos puedes destapar amenazas jamás imaginadas, tantas veces vistas lejos pero tan cercanas… y no haces sino estar alerta a cada susurro, por más que la calma reine en tu camino. El Sol es testigo de tanto desencuentro, cómplice de los que aprovechan las sombras para dar caza, juez implacable de los que yacen en el desierto… Es lo que tiene la jungla, muerte a la vuelta de la esquina, lamentos en cada ladera, pero de cuando en cuando aparece un oasis en medio de la nada y refrescas un rostro curtido de tanto perseguir y ser perseguido. Pero las treguas acaban y la lucha comienza de nuevo, hasta el próximo oasis, quizás el definitivo, y sueñas con abundancias y descanso, con cariño y aprecio, pero tornas al instante a la pesadilla y aprietas el puño, por el bien de tus fauces… Y entre tanto, acto reflejo de tus músculos, en la lejanía del horizonte divisas un elefante, de esos enormes e inofensivos, y corriendo quedas a su sombra, aliviado de tanta soledad bajo el mismo cielo, confiando en que sus pasos te lleven a casa, la de los sueños y las abundancias, hasta el día que toque de nuevo salir en la espesura y jugarse los cuartos con alimañas de cuidado, con esos seres indignos que dejaron de amarse en el momento que pusieron un volante en sus manos... y es que, amigos, no se me ha ocurrido otra forma de contarles mi regreso a casa por carretera, a sabiendas de la injusticia que cometo con los animales por mi discurso, pues queda bien demostrado cuán peligrosa es ésta, nuestra selva, pero más aún lo poco que nos respetamos, y de eso no tienen culpa los otros animalitos…

martes, 14 de julio de 2009

Tomen ejemplo...

Entre los genios que se van y los mediocres que se quedan, uno tiene la sensación de estar navegando a la deriva entre veleros de mucha eslora pero limitados de vela. Muy de cuando en cuando, en ese canal de televisión marginado que es la 2 de Televisión Española, proyectan un documental sobre Marinaleda, milagro entre los milagros. Ya les he hablado mil veces del asunto. Un pueblo de Sevilla de unos dos mil habitantes, con mucho campo aunque pocos recursos, pero con unos habitantes que siguen a su líder ciegamente, el alcalde Sánchez Gordillo, defensor de las igualdades sociales y unos derechos básicos inalienables. Nada de grandezas, simplemente una vivienda, un trabajo digno, unos servicios comunes…

No les hablo de grandes utopías, sólo de artículos recogidos por los Derechos Humanos universales que no se llevan a cabo en la mayoría de la geografía de éste nuestro país, pero que en ese pueblo cobran forma y se materializan…

Y yo, que siempre ando comparando, miro hacia mi pueblo, Villarrasa, y caigo en la cuenta de que alguien nos anda engañando. No me trago que un terreno de cien metros cuadrados pueda valer 20 kilos, no me creo que los jóvenes sean los malos de la película, no me cabe en la cabeza cómo pueden permitir decenas de casas vacías cuando hay muchas familias que no tienen donde caerse muerto. Más si cabe con un ejemplo como Marinaleda ante las narices…

Nunca fui de medias tintas, y tampoco de creer en la mala fe de algunos a las primeras de cambio, pero no dudaré un segundo en empuñar mi pluma y mi espada si advierto aprovechados y mentirosos. Mis obligaciones me impiden ahondar más en el tema, pero desde la distancia permaneceré latente y observador. Y es que, cuando vuelvo a mi pueblo, arden mis carnes al comprobar que todo sigue igual, pero peor, porque el paso del tiempo tendría que hacer mejorar a quien lo merece, por más que se empeñen en lo contrario algunos que dicen ser fieles al progreso pero que olvidan al más necesitado de oportunidades fuera del periodo electoral...

Siento mi desvergüenza, pero en eso consiste una terapia, en vomitar los sinsabores que recorren unas tragaderas hartas de tanta mentira, en gritar justicia cuando mi corazón percibe una desidia que, lejos de enrabietarme, me entristece, y es por eso que no cesaré en mi empeño de sacudirlos de vez en cuando para que espabilen, por el bien de todos...

viernes, 10 de julio de 2009

Mi pecado favorito...

Soy culpable sin remedio, infiel entre los infieles, por más que mi conciencia me inunde a reproches, pero es que mil veces mis sentidos ganan la partida a mi paciencia... Lo siento, me enamoro a cada instante y no puedo evitarlo, casi sin pensarlo, casi sin quererlo. Pero antes de hundir en mi pecho lanzas mojadas en veneno escuchen lo que tengo que decirles, sólo unas justas palabras y quizás algún lamento…

Lo sé, me embeleso, con cada paso de mis pasos, en cada momento, no es para menos. Y si no abran bien los ojos, a no ser que anden ciegos, cuando amanece, cuando anochece... escuchen las olas rompiendo en playas de arena fina para el tacto, sientan como suyo el aroma a azahar de las noches de verano en cualquier esquina olvidada. Sí, desde luego, culpable, más que culpable. De morir con la sonrisa de un niño, de gritar vida en cada letra, de abrazar cada segundo como el último... No deseo ser inocente, inocente de no hacer nada, de pasar de largo, de vestirme despacio y acostarme antes de tiempo. Llévenme preso, por jurar lo injurable, por llorar desconsolado, por gastar carcajadas sin conocimiento... pero no me quiten lo único digno que me queda, una vida bañada en libertad, un bocado exquisito a la existencia, un canto bello a éste, mi mundo, mi pecado favorito, cuna de unos pocos infieles que suspiran y otros muchos que no han caído aún en la cuenta…


Buen fin de semana, disfruten...



jueves, 9 de julio de 2009

Confesiones...

Es difícil reencontrarse con uno mismo, más si cabe en los tiempos que vivimos, con tantos quehaceres inútiles y tanta rutina insulsa. Pero a veces, si uno tiene suerte y los cometas se alinean, llega la oportunidad de recrear lo que un día fue mágico para tus carnes, aunque sólo sea por unos minutos, pero suficientes para el corazón de cualquiera. Yo hoy cuento el caso, a sabiendas que ciertas confesiones puedan convertirse en fantasmas del pasado en algún instante, pero os debo justificación a mi dejadez de principio de semana…

Y es que echo de menos aquellos veranos de bicicleta y chucherías en la puerta de Raúl. Añoro la época de los pantalones cortos y sandalias gastadas de tanto caminar por esa calle vacía hasta que la llenábamos de nuestras carcajadas. Recuerdo con cariño y aprecio las largas charlas inocentes de niños que empezaban a vivir y se conformaban con acompañarse bajo un manto de estrellas hasta altas horas de la madrugada. Aún siento esa brisa tiznada de buenos presagios en medio de la oscuridad, o ese repicar lejano del campanario del otro lado del pueblo. Jamás olvidaré los juegos ni las caras, los hermosos gestos ni las miradas…

Intento desde hace mucho esquivar en mi camino ese bello escenario, tan distinto ahora, pero que guarda la misma esencia melancólica de entonces, cuando esa calle fue testigo de nuestros pasos. Y debo confesarles, pues para eso sirve la dichosa terapia, que el pasado Sábado, después de muchas risas y alguna cerveza, no pude evitar volver al mismo lugar de antaño, a sentarme en silencio, dedicar una mirada al cielo y responder con una lágrima a todos los recuerdos que el aroma de esa acera traía de nuevo a mis sentidos… Y allí, sólo, dí gracias por aquello que vivimos y amamos…

Es por eso que me costó volver a escribir esta semana, pues no se me quita de la cabeza la tristeza por un tiempo pasado, mejor o peor, no sé, pero tan humano, tan cercano… que nubla mis mejores historias, por más que junte cuidadas y estudiadas letras, por más que empuñe mi pluma para versos nacidos en esos días en los que morías cuando llegabas a casa y descubrías que todo, a no ser que alguien parase el tiempo, iba a convertirse en un maravilloso y eterno sueño, como así ha terminado siendo…

miércoles, 8 de julio de 2009

Redenciones a destiempo...

Estoy ante la televisión en esta tarde veraniega observando las muestras de cariño al mítico Rey del Pop, tan criticado por sus extravagancias relacionadas con su vida privada. Y uno cae en la cuenta de la inmunidad de la que gozan los verdaderos genios que han pisado la humanidad, y se me viene a la cabeza la historia de Chaplin, de quien se decía que no tenía ni un sólo amigo por su mal carácter, o su matrimonio más que sospechoso con una niña de 17 años cuando él contaba 54 primaveras…

O el excelso Dalí, que se levantaba de la cama cada mañana preguntándose qué genial obra saldría de sus propias manos en ese día, haciendo gala de un egocentrismo fuera de lo común, además de reconocer un exacerbado odio a los mediocres que le rodeaban… Por no hablar de Shakespeare, que ordenó de puño y letra el asesinato de su rival literario Marlowe, según rumores bastante contrastados. O el mismo Einstein, misógino sin remedio, que terminó por decir en una conferencia que una mujer jamás tendría la inteligencia de un hombre, ante la incredulidad y enfado de toda su audiencia. Ya ven, excentricidades que hicieron correr ríos de tinta y que hoy son referencias olvidadas a pie de página, sin más...

Son muchos los casos de genios que llevan una vida desordenada y desesperante. Quizás exista un gen determinante de todo eso, un maldito cromosoma que especifique que las grandes obras de éste universo las ejecuten personas incomprendidas para el prójimo en su misma época, siendo el tiempo el único antídoto para dejar de lado prejuicios y envidias y así poder disfrutarlas como es debido...

Por eso hoy me anima comprobar cómo los humanos de a pie, esos que no vemos más allá de lo que observan nuestros ojos, de cuando en cuando y si no caemos en la abnegación, llegamos a atisbar, aunque muy de lejos, el brillo de una obra que no merece ser saboreada por paladares acostumbrados a morder el polvo de lo cotidiano. Y es que menos es nada…

Mis respetos a los que viven abrazado al arte y mueren en soledad, como parece el caso. Los años y el olvido terminarán por darle la razón, no me cabe la menor duda, porque las verdaderas redenciones siempre llegan, para los genios como él, a destiempo, mas no habrá nadie ya para pedir disculpas, pero es que ya sabemos, amigo, como se las gastan en este cruel infierno...

jueves, 2 de julio de 2009

Voten con B de burro...

Siga usted levantándose temprano un domingo cada cuatro años para votar al que mejor le cae, seguro de sí mismo de haber cumplido con su deber para con la sociedad. Así, elecciones tras elecciones, con la conciencia muy tranquila pero con los ojos cerrados a lo que le rodea, que eso se nos da muy bien a la plebe...

Hoy tuve el honor de recibir un correo de una anónima lectora de mis letras que dice encontrar cada mañana un abrigo a su desesperación con las cuatro palabras que dispongo en este apartado espacio personal. Me habla de su vida, de su ingrata existencia, como se refiere ella misma en su correo. Se trata de una muchacha que trabaja en una tienda de ropa, echando más horas que un reloj doblando camisetas a treinta y cinco euros el jornal, mañana y tarde, para que no le quede tiempo para pensar en lo maldito que es su día a día. Tuvo que dejar los estudios para aportar dinero en casa, siempre pasando con lo justo, con unos padres pensionistas incapaces de sostener pagos e intereses, y todo por el derecho a tener una vivienda medio digna. No ahondaré en los detalles, que son muchos y funestos, pero sí quiero servir hoy de voz de quien no la tiene porque no le dejan, de aquellos que, en su indefensión, se agarran con desespero a la esperanza de un futuro diferente, aún con visos de ser prácticamente imposible salir de un hoyo cada vez más profundo...

Y qué quieren que les diga, si es que da igual el político. Si es raro el día que no salen casos de infames corruptelas y desfalcos a la carta. Y sólo saben hacer marear el verbo y aliñarlo con sonrisas para parecer inocente de todo, embutidos en esos trajes carísimos vigilados de cerca por su estupenda escolta y su séquito de talibanes dándo la razón en todo a lo que el jefe diga…

Y ahí la tienes a ella, harta de madrugones y de orgullo tragado, cumpliendo en cada pago con sumisa pulcritud, sin tener ni para un vestidito estampado para el verano. Y vienen a decirle, encima, que no cumple su deber ciudadano de dar su apoyo en forma de voto a cuatro soplagaitas mentirosos horteras y desagradecidos que la olvidarán en cuanto salgan sus nombres en las listas de quien puede meter la mano en la caja, dando la espalda a la pobre mujer que les vende el traje bien escamondado para lucirlo en suntuosas recepciones de Estado…

Tenemos lo que votamos, tenemos lo que nos merecemos, y es que, además de cornudos, apaleados, y, sobre todo, engañados, pero sólo hasta que queramos…

miércoles, 1 de julio de 2009

Nos quedan los Indios...

En éstas noches veraniegas en las que la brisa se mezcla con el silencio, si tiene usted suerte y el insomnio le acompaña, podrá disfrutar de alguna de esas películas del oeste americano protagonizadas por grandes del cine de otra época. Anoche me tocó a mí, y sin comerlo ni beberlo me ví envuelto entre tiros y orgullo. Proyectaban “La Diligencia”, de John Wayne, película antiquísima pero no por ello menos buena. Imaginen el cotarro. Indios y vaqueros dándose jeroma a base de bien y sin ningún miramiento. Ya saben, el típico sheriff con cara de pistolero, el prófugo, el jugador de cartas, el banquero, la dama, la puta, el borrachín de turno y el gordinflón que hace de hombre bueno. Poco más, aparte de unos Apaches cabreados que cabalgaban como locos por aquellos arenales. Y muchas balas sin motivo. Que si el banquero me ha mirado mal, que si el borrachín se pasa de vueltas, que si la dama es mía y sólo mía… Todo tiros y Jerónimo tocando los huevos de cuando en cuando con sus amiguetes del gatillo flojo. Un descontrol, pensé en un primer momento. Ahí no hay quien monte una familia ni con Zapatero subvencionando alquileres. Pero nada más lejos de la realidad, o quizás nada más cerca, y es que al final, y perdonen que les reviente la peli, pero tiempo han tenido de sobra para verla, tras mucho gallito pistolita en mano y algún que otro desaire en plena calle, termina la historia con unos cuantos matariles y un solo tío en pié que camina a sus anchas lamentándose de su oscuro y ruín pasado…Hay cosas que no cambian, pensé, los mismos banqueros hijos de la grandísima, tanto sheriff sin placa venido a menos, bastantes putas, alguna que otra dama y borrachuzos para llenar cien trenes, por no hablar de los delincuentes malandrines que siguen campando a su antojo…. Y todos toditos, ojito al dato, mantenidos por el mismo, el gordinflón bueno que paga las facturas, echando 11 horas en la grúa, madrugando cuando la demás chusma duerme la mona, inconsciente de que, cuando se empiecen a repartir las balas, la primera viene con un dibujo de su gaznate en la espoleta… Así que lo único que queda es que aparezcan de forma inesperada los indios y llenen de flechas las tabernas del condado, y si puede ser, en hora punta, aunque cualquier hora es punta por estos lares. Ah, además no se olviden de avisarles que eso de las plumas ya no se lleva, no vaya a ser que Jerónimo y sus secuaces salgan espantados de algún garito de esos donde ni John Wayne tiene cojones a ponerse chulo, y encima tengamos que cargar con Caballo Loco en la sobremesa… Y es que en éste tiempo querría yo ver a esa pobre gente...