miércoles, 27 de mayo de 2009

Segundas oportunidades....

Me pasó hace unos meses en una entrevista. Entraba por la puerta un hombre mayor, de los de antes, de pelo cano y manos gruesas. Apretó fuerte mi mano y me dedicó una sonrisa sincera. Pidió permiso para sentarse y dispuso su curriculum sobre mi mesa, seguro de sí mismo pero sin perder de vista su humildad. No estoy acostumbrado a tanto protocolo. Suelo entrevistar chavales sin muchos recursos, guapitas de cara que se quedan en eso tras dos palabras, pero de cuando en cuando sucede que viene a pedir trabajo alguien diferente. En éste caso, más que una entrevista fue una charla entre amigos. Nuestro amigo me contó que perdió a su mujer culpa del cáncer, que sus hijos lo habían repudiado, que había tocado fondo. Estuvo en la cárcel por robo, motivado por un alcoholismo galopante que le hacía perder el norte. Me contaba con los ojos llorosos que años de rehabilitación le habían curado,y ya no sentía la necesidad de echar un trago. Desde entonces se veía buscando trabajo por todos lados, pero a éste astillero retirado, hasta en los albañiles le ponían pegas. Desde que abrazó la libertad, nadie quiso arriesgar y darle una mísera oportunidad. Demasiados huecos en su curriculum, me decía, convirtiendo la vida en un infierno inesperado, teniendo que compartir piso con estudiantes y repartir publicidad entre los coches, allí donde acaba la dignidad para un señor de esa edad...
Sólo me bastó hacerle una pregunta para contratarlo. ¿Por qué cree usted que debo contratarlo?. A lo que respondió... -Porque no sé hacer casi nada, y cuando me preguntan algo que no sé no me lo invento, pero les puedo asegurar que soy capaz de aprender todo lo que haga falta para que mi trabajo merezca la pena.Prometo poner todo el corazón...-
Hoy día es un referente en su departamento, lleva grupos de diez personas y los prepara para ser ganadores en lo que hacen, a su imagen y semejanza, y no desfallece...
Hace unos días me volvió a dar las gracias, sin saber el buen hombre, que las gracias se las debo yo a él, por convertirse en un ejemplo de los buenos en mi particular cuaderno de bitácora, donde guardo con celo las últimas señales de nobleza, superación y esperanza que asoman a mi puerta, muy de vez en cuando, pero suficientes para seguir creyendo....

4 comentarios:

ana dijo...

a veces no damos segundas oportunidades. somos el ser mas maravilloso, pero a veces el mas cruel sobre la faz de la Tierra. Saludos kike

Anónimo dijo...

La verdad es que a veces uno debe arriesgar y dar oportunidades a aquellas personas que la vida a lastimado demasiado...Enhorabuena por no dejarlo tirado xq qué habría sido de ese pobre hombre??
María Vázquez

Tita Inma dijo...

Todas las personas se merecen segundas oportunidades. Tita Inma

Mariló dijo...

Que sería de la vida de muchas personas sin esas segundas oprtunidades!
Un beso.