lunes, 27 de octubre de 2008


Lamenten su suerte, vuelve a ser Lunes. Pero no lamenten la mía, me hallo en Huelva, entre sábanas oliendo a frutas y desayunos a destiempo, donde madruga el Sol pero no la persona que les habla. Maravilloso exilio.

EL sábado pude escuchar el discurso de Ingrid Betancourt, presa por la guerrilla de las Farc durante años, aislada de lo conocido y mordiendo lodos de infamia cada segundo que seguía respirando. Ha sido condecorada con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia por agarrarse a la vida cuando no había muchos argumentos para ello. Su discurso, tan humilde, tan dulce, debería formar parte de los diseños curriculares de ESOS, EGBS, BUPS o como se llame...

Curiosa paradoja, gente que ve de cerca la muerte y el sufrimiento, y son los que más amor desprenden...y me enorgullece escuchar de esta mujer su canto contra la indiferencia, la que tantas veces he nombrado en estas lineas.

Aprendamos a valorar lo que tenemos y a los que nos quieren, aún siendo Lunes...

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