miércoles, 2 de abril de 2008

Cuando era pequeño lloré varias noches cuando supe que, algún día, mis padres morirían. Uno tiene, en la infancia, la sensación de que nunca va a desaparecer, de que es un semidios, pues lo mismo les ocurre ya de mayor a muchos...
Perdonen mi vehemencia de ayer. Es, quizás, producto involuntario de la continua lucha, tanto física como mental, que llevo a cabo desde hace algún tiempo. Me fastidia enormemente los "enchufados" inútiles que se pasean por la vida pensando que si ellos están ahí, en el fondo, es por algo. Y ven a los demás desde una torre tan alta como el orgullo que les da sombra.
Supongo que es lo que conlleva acercarte gratuitamente a esta ventana tan personal como pública, al menos que me sirva de confesionario improvisado, de bolsa de arena en la que descargar puños llenos de ira, pero también de humildad...
No soy modelo de nada, nunca pretendí serlo, o quizás en alguna época sí, pero me gratifica pensar que progreso cada día en la búsqueda de mí mismo, algo de lo que me encontraba bastante lejos hasta hace bien poco. La gente que me ha sufrido puede dar buena fe de lo que digo.
Me alivia recibir correos de gente casi olvidada a la vez que me hace sentir responsable de no fallarles cada día con unas letras que den color a la monotonía de lo cotidiano.
Cada día, a pesar de todos los pesares, me gusta más mi vida, o quizás simplemente me disguste menos lo que voy conociendo de mí mismo... como cuando era pequeño, "inmortal"....

2 comentarios:

MªExther dijo...

me e enganxado a tu blog...que maravillo, me alegro que estes viajando hasta lo más profundo de tí mismo y que cada vez te encuentres mejor con lo que vas descubriendo. Lo que se ve de fuera y se intuye de dentro parece genial "the best".
un besiito y hasta mañana en el curoo.

kikofen dijo...

Gracias por acompañarme en esta travesía, poca gente sabe igual que tu lo que la escritura puede hacer como terapia....